Margot Loyola Palacios (1994)

La tarea de esta artista no tiene paralelo: recopiladora,
compositora e investigadora del folclore nacional, se
transformó en una de las más puras intérpretes del alma nacional.
De su largo caminar canciones y tonadas en todos los tonos y sus cursos en la Universidad de Chile resurgieron sendas de luz y de guitarra en los ballets folclóricos Loncurahue y Pucará y en el grupo Millaray. Posteriormente el Ballet Folclórico Nacional Aucaman (1965) y el conjunto Cuncumén, demostrando que la cultura popular son patrimonio del alma de Chile.
Se considera una artista e investigadora de gran talento y
relieve. Entre sus investigaciones musicales destacan su estudio de la refalosa
y la marinera en Perú y su correlación con la cueca chilena. En Argentina
estudió con el musicólogo Carlos Vega, quien se convirtió en su gran maestro en
este terreno. Destaca su trabajo sobre el folclor de las más apartadas regiones
de Chile, en el que recopiló y asimiló gran cantidad de material. Creó una
escuela en torno a los cantos y bailes tradicionales de Chile, convirtiéndose
así en una relevante embajadora de la cultura chilena. En 1994 recibió el Premio Nacional de Artes
Musicales 1994. Tras su muerte, el Gobierno
decretó Duelo Oficial.