Sargento 1° Héctor Díaz, testigo del resurgimiento de Puerto Edén

Puerto Edén es una localidad ubicada en la Isla Wellington, la mayor del Archipiélago Patagónico Occidental, a 300 kilómetros de Puerto Natales por vía marítima, cuyo foco económico es la pesca. Allí no hay autos, ni carreteras. El pueblo, conectado a través de pasarelas, es conocido como el último hogar del pueblo kawéshkar, nómadas canoeros que recorrían y conocían aquellas gélidas aguas como la palma de su mano.
En 1937 la Fuerza Aérea instaló en esta zona una estación de apoyo a una línea aérea experimental de hidroaviones que uniría las ciudades de Puerto Montt y Punta Arenas. La localidad se fundó oficialmente el 18 de febrero de 1969, por el Intendente Mateo Martinic Beros con el nombre de Villa Puerto Edén y el 30 de junio de 1969 se constituyó el retén de carabineros. Su primera dotación la conformaron cinco hombres al mando del Sargento 1° Vitalicio José Flores Villanueva.
En 1992, luego de una permuta con su hermano, llegó el Cabo 1° Héctor Díaz Castillo, quien durante una década, aportó sus conocimientos en una serie de tareas que beneficiaron a los más de cien habitantes, que entonces tenía la localidad. Hoy, su testimonio es prueba del tesón que cada día colocan muchos carabineros, para cumplir con el rol de Soberanía Nacional.
Entonces el patrón de lancha desempeñaba un rol de suma importancia, para garantizar el bienestar de los habitantes de este alejado y desconocido sector de la región de Magallanes, donde el acceso a una atención médica era complejo. Manuel Matus Aliste en su tesis Los impactos del Programa Gubernamental de Superación de la Pobreza 1994-2004, sostiene que entonces: “La posta era una parte de la Delegación Municipal, que está ubicada al lado del Retén de Carabineros; había Carabineros y ellos atendían. Cuando nos enfermábamos, siempre íbamos o si no, Carabineros pasaba por las casas, igual como hace ahora el enfermero” (92). Se le llamaba posta de socorros y era una pequeña oficina que funcionaba como una dependencia anexa al cuartel, cuyo encargado era un práctico de primeros auxilios que tenía por misión la atención de enfermos y entregar medicamentos y leche a los pobladores. Cuando los casos se agravaban era este profesional, en la lancha institucional, el que asumía la responsabilidad de trasladarlos para estabilizar su estado.
Recuerdo el caso de un bebé que murió en el trayecto. En esa oportunidad iba un enfermero de Carabineros, pero no pudimos hacer nada. También me tocó salvar a dos personas, una dentista que llegó a prestar servicios en un operativo la que se bajó del barco y, en vez de subir a la patrullera, cayó al mar y la hélice la estaba agarrando. Más adelante, un señor perdió el equilibrio y me lancé al agua. Él era sobrino del alcalde de Puerto Natales de ese tiempo, Tolentino Soto España, y en una ceremonia me dio un diploma por la gestión heroica realizada.
A partir de 1994 y durante varios años, la zona geográfica marítima donde se emplaza Puerto Edén se vio afectada por un prolongado y masivo brote de Marea Roja que contaminó todos los recursos marinos, principalmente moluscos, paralizando la matriz productiva local, basada en la extracción, secado y ahumado de cholgas y choritos, generando la emigración de la población.
Paralelamente, la jefatura de Carabineros dio nombre a las pasarelas, el Jefe de Retén comenzó a cumplir labores de oficial civil adjunto y se creó un sistema de retiro de basura con el fin de evitar contaminación y enfermedades.
Los viajes más lejanos que realicé fue a Puerto Williams y a Puerto Montt, ahí fui a buscar una lancha nueva, fue una travesía muy compleja, principalmente, en el Golfo de Penas. Mi embarcación era chica de 17 metros y las olas como de 40 de alto. Mi contacto con el mar nació poco a poco, me gustaba navegar. Me retiré por razones personales.
El 12 de mayo de 2015 se inauguró el actual Retén Puerto Edén. Actualmente, la localidad cuenta con una capitanía de puerto, la escuela básica Miguel Montecinos fundada el 14 de agosto de 1965, como “Escuela G 6”, la que imparte hasta octavo básico. El jardín infantil familiar étnico La Centollita, un centro médico, cobertura de agua potable, luz eléctrica, teléfono e internet. En el retén trabajan 10 carabineros encargados, principalmente, de velar por la soberanía y el bienestar de esta comunidad. Aproximadamente 80 personas.