Benito Rebolledo Correa (1959)

Fue uno de los grandes pintores del arte
chileno de la primera mitad del siglo XX. Creció en el seno de una familia
humilde de trabajadores rurales y en su adolescencia se trasladó a Santiago,
ingresando a la Academia de Bellas Artes, donde fue alumno de Pedro Lira y Juan Francisco González, no obstante, se
autodefinió siempre como autodidacta.
Participó en diversos salones y hacia
1920 expuso en Argentina, periodo en que recibió el encargo de pintar el cielo
de la nave central de la Iglesia San Agustín de Santiago y para restaurar las
pinturas del plafond del Teatro Municipal.
Durante su trayectoria abordó diferentes
géneros y temáticas como naturalezas muertas, retratos, costumbres y personajes
del mundo popular, destacando su especial interés por la representación de
niños, niñas y de escenas a orillas del mar, en las que sobresale su estudio de
los efectos de la luz sobre objetos, cuerpos y superficies. Se caracterizó por
la práctica de la pintura al aire libre y su obra fue asociada al impresionista
español Joaquín Sorolla, no obstante, el artista se esforzó por desarrollar un
estilo personal e independiente.
En su juventud
adhirió a la Colonia Tolstoyana. Su interés por
temáticas costumbristas y rurales, y su cercanía al profesor y director de la
Escuela de Bellas Artes Fernando Álvarez de Sotomayor, llevaron a algunos autores como Antonio Romera a
enmarcarlo en la Generación del 13.
En 1910 recibió la Medalla de Oro de la Exposición Internacional
con que se inauguró el Museo Nacional
de Bellas Artes, además de distintos premios y galardones. Su mayor
reconocimiento fue el Premio Nacional de Arte, mención Pintura en 1959.