Hermanas de la Providencia donaron imagen de la Madre Bernarda Morín al MHC

Es providencial que amanezca frío y nublado en pleno diciembre y curiosamente así amaneció el 19 de diciembre de 2012, fecha en que las hermanas Nancy y Ana Teresa acompañadas por el Capellán de la Escuela de Suboficiales, Juan Mondaca Rodríguez, visitaron nuestro Museo, para entregarnos una fotografía de la Madre canadiense Bernarda Morín. El obsequio es, además, una invitación a retroceder en el tiempo y analizar el vínculo que existe entre la misión que inicialmente tuvieron las Hermanas de la Providencia y su conexión con la función policial.
El 17 de junio de 1853 cinco religiosas de esta congregación llegaron providencialmente a nuestro país en el carguero Elena y solicitaron la acogida a las Hermanas de los Sagrados Corazones, luego de fracasar la misión asignada en Oregón, Estados Unidos, para evangelizar a los indígenas del oeste americano.
Frente a este escenario, el entonces Presidente de la República Manuel Montt, invitó a las Hermanas de la Providencia a quedarse en nuestro país, para a colaborar con el cuidado de los miles de niños huérfanos que vivían en las calles.
Desde Valparaíso se trasladaron a Santiago a una casona ubicada en Recoleta 500, donde estuvieron casi un año. Aquí tenían 80 niños bajo su cuidado. Pero, para alcanzar este objetivo con eficiencia, el ministro Antonio Varas -previo informe del Arzobispo Rafael Valentín Valdivieso- solicitó a la Junta de Beneficencia de Santiago la compra a don Pedro Chacón Morales, abuelo materno de Arturo Prat, su chacra ubicada por “Tajamar, arriba de la ciudad”, conocida como “El Rosario” o “Lo Chacón”. Ésta comprendía 75 cuadras cultivables que se extendían: al norte con el camino El Rosario, al sur con el canal San Miguel, al oriente con la chacra de José Berganza, ex ministro de Hacienda y al poniente con el callejón la Chacra del Oidor.
Las hermanas ocuparon provisoriamente algunas instalaciones de la chacra en 1855. Al poco tiempo las religiosas construyeron un orfanato capaz de brindar las necesidades básicas y afectivas a los pequeños.
La hermana Ana Teresa recuerda que “al salir del Museo vi una construcción antigua, que debió pertenecer a la comunidad religiosa”. Este uno de los vínculos entre esta Congregación y nuestra Institución. El edificio que ella identificó corresponde al actual Escuadrón de Ametralladoras, ubicado en sector nororiente de la Escuela de Carabineros, a metros del Museo.
“Los niños estaban más cerca de Providencia, ellos asistían a la iglesia de las Hermanas de la Providencia, quienes se encargaban de las mujeres. En tanto, los Padres Escolapios custodiaban a los varones, en total eran entre 600 a 700 expósitos”, señala la religiosa.
Entre 1863 y 1890, en medio de la Guerra del Pacífico, Bernarda Morin trabajó codo a codo con las autoridades y fundó orfanatos y colegios en todo el país. “Las hermanas siempre estuvieron dispuestas a lo que el gobierno les solicitara, por ejemplo la administración de los hospitales de sangre durante el conflicto”, explica la hermana Nancy. Este es el segundo nexo entre las religiosas y la policía, porque ésta jugó un rol relevante en la Guerra de 1879, a través los Batallones Bulnes y Valparaíso, compuestos efectivos policiales.
Hacia 1916, la obra que dirigía la Madre Bernarda tenía 14 escuelas gratuitas, ocho asilos, tres pensionados para viudas, tres hospitales, dos dispensarios y tres casas de ejercicios. Llegó a extenderse a misiones en Bolivia y Argentina, afirmó la hermana Claudia Vargas, en una entrevista al diario La Tercera.
A partir de la década de 1922 el Estado chileno comenzó a hacerse cargo del problema de la niñez. En este contexto la Policía Fiscal ocupó un rol relevante al establecer hogares de acogida donde se enseñaba oficios que permitieran a los pequeños insertarse al mundo laboral, como zapatería entre otros.
Al separarse el Estado de la Iglesia, en 1925, el Presidente Arturo Alessandri Palma le otorga a la Superiora la Condecoración al Mérito de Primera Clase, por su ejemplo de transversalidad. La Madre Bernarda Morín tenía una misión futurista: “ella soñaba con algo grande que centralizara todo el quehacer de la orden”, explica Ana Teresa. Hoy, la congregación tienen 11 colegios en Chile y un hospital en Limache que alberga niños en situación irregular entre 0 y 6 años, todo a cargo de 74 religiosas. Paralelamente, ella se encuentra en proceso de beatificación.
“El padre Juan nos había hablado y teníamos mucho interés por ir a conocer la casa que alberga al Museo. Hoy todo está cuidadosamente remodelado”, indica la Hermana Ana Teresa.
Efectivamente, se reemplazó sus ventanas por nuevas y herméticas tipo termo panel, que impiden el ingreso de polución y ruidos externos. Se retiraron sus antiguas puertas, dejando sus vanos libres, ampliando su ancho para facilitar el tránsito del público. Se instaló un nuevo piso de maderas nativas importadas de alta resistencia al tráfico y se colocó cielo falso, rebajando su altura original en un metro.
Los muros de las salas de exhibición y dependencias administrativas fueron cubiertos con tabiquería sistema metalcom, uniformando sus superficies, para facilitar el montaje de las gráficas y cuadros. Próximamente la imagen de la Madre Bernarda Morín, donada por las religiosas, se exhibirá en las remodelas paredes para testimoniar el significativo aporte realizado por ellas en beneficio de la infancia y cuyos lineamientos se gestaron en parte de la chacra “Lo Chacón”, donde hoy se ubica la Escuela de Carabineros y el Museo Institucional.