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Jorge Reese Deramond: “De profesor que enseñaba a jóvenes y niños me transformé en instructor”

El profesor Jorge Reese Deramond fue director del Coro de la Escuela de Carabineros de Chile entre los años 1986 a 2012. Durante ese tiempo, creó una serie de himnos de escuadrones, un grupo folclórico y otro de teatro. Paralelamente, tuvo una carrera exitosa junto a destacados artistas como Gloria Benavides, Ana González la Desideria, Rolando Alarcón y Valentín Trujillo. Alegre y agradecido del trabajo realizado, recuerda que era hippi y amante de los Beatles.

Rees es profesor normalista, nació en Purén en 1948 y estudió en una escuela rural de la zona, más adelante, gracias a una beca, continuó en los Sagrados Corazones de Concepción. Buen alumno y con claras inclinaciones musicales ingresó, en sexta preparatoria, a la Escuela Normal Superior José Abelardo Núñez, egresando en 1968. Tenía 20 años.

- ¿Cómo fue ese período en la escuela normal?
- Para ser admitido tenías que estar dentro de los tres primeros lugares de tu curso y contar con la aprobación de la profesora jefa y, en mi caso, viajar a Santiago a rendir los exámenes. Ahí dirigí un grupo vocal para las actividades de la Escuela y nos presentamos en La Moneda, tocaba guitarra, violín e incluso hice coreografías.

En agosto de 1968 llegó un oficial de Carabineros, Eduardo Northalan Marín, Comisario de la Comisaría de Menores que estaba en calle República. Su objetivo era formar un coro con los pequeños recogidos del Mapocho. El profesor José Goles le indicó que, en la Escuela Normal, encontraría a la persona indicada para esa labor. Hubo una reunión entre once profesores y me seleccionaron, para formar el coro de la Fundación Niño y Patria. Así comencé a ir regularmente a la comisaría. 

Al finalizar mis estudios me destinaron a la Escuela 56 de Melipilla, entonces la normativa indicaba que era necesario pasar cinco años fuera de Santiago y finalizado ese periodo era posible postular para trabajar acá.  Al llegar me informaron que estaría en comisión de servicio en Fundación Niño y Patria. 

En 1963 Carabineros de Chile tenía hogares de menores en Santiago, Valparaíso y Concepción, los cuales contaban con el apoyo de la comunidad que donaba bienes y recursos, para financiar esta labor. El 10 de octubre de 1963, mediante Decreto Supremo N°2.940 del Ministerio de Justicia nace Fundación Niño y Patria. 

- ¿Cómo fue este proceso?
- Fue un gran desafío, los niños tenían un altísimo riesgo social. Vivían bajo los puentes del río. Ahí llegaba un furgón Ford azul, al que llamaban la mosca tse tse, y los carabineros los traían a la comisaría. En la sala de piano les probaba la voz y seleccionaba a los que tenían más condiciones. Estas eran de gargantas muy duras, nunca logré un sonido agudo, pero el Mayor Northalan quería llegar del Mapocho al Teatro Municipal.  

Las brigadieres estaban a cargo de estos pequeños y los ayudaban en todo, vivían en el Hogar N°3 de San Bernardo.  Para mí también fue un aprendizaje, comencé a familiarizarme con la cultura institucional y aprendí hablar coa, para comunicarme con los chicos. Les enseñé a sentarse y comportarse en la mesa, a tomar el servicio; porque proyecté que seríamos invitados a lugares donde debían actuar correctamente. Hicimos uniformes y comenzamos a actuar en unidades de Carabineros. Nos invitaron a cantar en la Embajada de Estados Unidos, más tarde en la de Francia y a todos lados. La decana del Conservatorio Nacional de la Universidad de Chile, Elisa Gayan Contador, visitó al coro mientras ensayaba en la comisaría y me invitó a estudiar en esa casa de estudios superiores, pero en la escuela normal éramos muy bien preparados y no lo consideré necesario. Durante mi formación tuve cuatro ramos musicales: teoría repertorio, coro e instrumentos.  

En este periodo Ariel Arancibia, uno de los más importantes compositores chilenos del siglo XX, autor de La gotita de Gloria Benavides y El patito que popularizó los Huasos Quincheros, nos motivó a grabar un long play y lo hicimos en los estudios de IRT. 

- ¿Recuerda algún evento especial junto al coro?
- Arturo Gatica escuchó el coro y lo quiso incluir en la celebración de sus 50 años de vida artística, la cual se realizó en el Teatro Municipal de Santiago. Una vez autorizados comenzamos a ir diariamente. Es uno de los teatros más hermosos de Latinoamérica y las luces deslumbraron a los niños, aún recuerdo sus caritas. La actuación fue un éxito. Aparecimos en los diarios, fuimos a las radios, a la televisión; los generales de la época concurrían a ver nuestras presentaciones. 

Trabajar en el coro se transformó en un etapa fructífera y llena de reminiscencia, aún recuerdo con cariño a algunos alumnos como Cristián Guastavino. 

Fundación Niño y Patria tuvo cincuenta hogares de menores a nivel nacional. Cada Unidad Asistencial estaba a cargo de una Oficial, estructura que se mantuvo hasta 2010. Hoy es un organismo colaborador del Servicio Mejor Niñez. En tanto, el coro funcionó hasta el año 2000.

- ¿Aparte de la Fundación, hizo clases en otro lugar?
- Sí, por razones familiares dejé el coro, por un breve tiempo, y comencé a trabajar en la Escuela Básica 405 de Cerro Navia, ahí formé otro integrado por 360 niños y un grupo folclórico. En algunas oportunidades le hice clases a las brigadieres, así conocí al maestro José Goles Radnic, quien me dio algunas indicaciones corales. 

Otra labor que me conectó con Carabineros de Chile fue enseñarles a cantar el Himno Nacional a las brigadas escolares. Ensayábamos en el Parque O’Higgins y en más de una oportunidad dirigí a unos 800 niñitos que usaban un coscacho en la Plaza de la Constitución, en el marco de la celebración de su día.

El 15 de diciembre de 1958 bajo el Decreto Supremo Nº 17.752 nacen las Brigadas Escolares de Seguridad, ideadas para proteger a los niños de posibles accidentes de tránsito en el trayecto de ida o regreso del colegio. Durante el 2013 Carabineros de Chile en conjunto con el Ministerio de Educación, retomó este proyecto desde una mirada más integral. 

- ¿Cuándo llegó a la Escuela de Carabineros?
- En 1987 me integré a la Escuela de Carabineros, porque el maestro Goles se enfermó. Entonces había un grupo de Aspirantes a Oficial que cantaba un poco de folclor y empecé a trabajar con ellos, luego me invitaron a la campaña. El profesor Goles me enseñó algunos himnos como el Himnos del espadín, Veintisiete de abril, Ya se van los nuevos oficiales. Me puse tenida de fatiga y partí en mi citroneta a trabajar junto al escuadrón Diamante. 

 Era un lugar muy seco, lleno de boldos y litres, el proceso era muy duro para los aspirantes, pero la formación crea el temple y este habilita el ímpetu constante por alcanzar lo imposible; ya que para un carabinero todo debe ser posible. Así, de un profesor que enseñaba a jóvenes y niños me transformé en instructor, entonces el comandante de grupo era el Capitán Jaime Rieutord Campillo, él me ayudó mucho, pues tenía una fuerza de líder maravillosa. La experiencia duró 45 días.  

- ¿Qué hizo durante la campaña?
-  Mi objetivo era que los aspirantes interpretaran correctamente el Himno Nacional, tiene seis estrofas y se canta la quinta. Esto implica desglosar verso por verso, explicarles qué dicen pues tiene mucha metáfora.  A este se sumaron ocho himnos y en todos aplicamos la misma metodología.

 - ¿Qué pasó después?
- Luego de esa campaña vinieron otras y participé en muchísimas ceremonias. Mi último desafío fue formar un grupo de teatro, el que representó una obra en homenaje al Teniente Hernán Merino Correa

El profesor Reese se radicó en Villarrica donde creó un coro y luego suspendió sus actividades, para descasar y reflexionar sobre el impacto de su trabajo en la vida de tantos jóvenes que vieron en la música, una alternativa para enfrentar la vida con optimismo y valor.